viernes, 27 de julio de 2018

10 consejos para mejorar tu forma de hablar

Cómo evitar errores y malentendidos en la comunicación
 Hablar en público es una habilidad y funciona como el resto de habilidades: mejora con la preparación y la práctica.
La mayoría de nosotros estamos de acuerdo con el fundador de Virgin, Richard Branson, cuando dice que “la comunicación es la habilidad más importante que cualquier líder puede poseer", pero a pesar de su indudable importancia, nadie nos enseña a mejorar nuestra comunicación oral. Parece que venimos de casa enseñados, pero no es así.  Hablar en público es una habilidad y funciona como el resto de habilidades: mejora con la preparación y la práctica.
Aunque no partamos de unas buenas habilidades comunicativas, seamos tímidos y hablar ante desconocidos nos resulte una experiencia estresante, podemos aprender a ser oradores locuaces y a debatir coherentemente. Aquí tienes algunos consejos para conseguirlo:

1.   Habla de lo que conoces

Haz tuya la cita de Sócrates, “Todo el mundo es elocuente cuando habla de lo que sabe”, y empápate sobre el tema del que vayas a hablar. Cuanto más domines el tema, más confianza tendrás para controlar los nervios e improvisar si fuera necesario.

2.   Practica

Para mejorar hay que practicar. Puedes leer en voz alta frente a un espejo pero no basta con ensayar cuando estamos solos, es importante que otras personas observen cómo te desenvuelves y cuáles son los aspectos que tienes que mejorar.

3.   Sé natural

Para hablar correctamente no hace falta utilizar un vocabulario rebuscado ni complicado. Sé tú mismo, muéstrate cercano y transmite confianza. Como decía Leonardo da Vinci, “La simplicidad es la mayor sofisticación”.

4.   Utiliza la regla de los 30 segundos

Intenta, desde el principio, captar la atención arrancando con fuerza. Tener a los interlocutores interesados desde el principio te facilitará la concentración y te dará seguridad en ti mismo. Hay varias fórmulas para lograr ese interés, desde contar una anécdota hasta hacer una pregunta retórica para hilar con tu discurso, pero lo más importante es no iniciar con conceptos difíciles de entender o interrelacionar. Lo mismo sucede con el cierre. Deben ser unos 30 segundos capaces de resumir lo dicho. Así conseguirás que los oyentes retengan los conceptos clave.

5.   Presta atención a la velocidad

Mejor hablar despacio que demasiado rápido. Es habitual que las primeras veces que hablamos en público lo hagamos más deprisa de lo normal. El motivo es sencillo, estamos deseando terminar. Al hablar con un buen ritmo ayudas a que los demás te escuchen correctamente y te entiendan, así que intenta mantener un ritmo entre 120-150 palabras por minuto.

6.   Haz pausas

No tengas miedo a los silencios. Al comenzar tu intervención, si dejas transcurrir un par de segundos proyectarás seguridad y captarás la atención. Aunque ese silencio te parezca una eternidad, no lo es.

7.   Cuida el tono de voz

No te esfuerces por hablar alto pensando que así te van a entender mejor. En nuestro entorno solemos hablar demasiado alto y eso no ayuda a crear un ambiente relajado. Además, al gritar se pierde mucho oxígeno y dificulta enunciar frases completas.

8.   Cuida el lenguaje corporal

Cuida tus gestos y posturas. Transmite una imagen relajada pero firme. La postura de la espada, junto con la de los hombros, es fundamental, pero no solo eso, cuida también la posición de tu barbilla. Al levantarla respirarás mejor y las palabras saldrán de tu garganta sin trabas.

9.   Utiliza las manos

Utiliza la comunicación no verbal para enfatizar las ideas, pero siempre intenta mantener la naturalidad. Si no sabes qué hacer con las manos, déjalas quietas y evita los movimientos repetitivos como rascarte la cara o tocar la ropa. Los gestos nerviosos llaman la atención de tus interlocutores y deslucen tu discurso.

10.   Interactúa

Atender a los demás es fundamental para ver sus reacciones y adecuar el mensaje si es necesario. Mantén el contacto visual con tu audiencia y no desconectes. Si conoces algunos nombres, interactúa con ellos. Cuanto más partícipe hagas al público, menos posibilidades tendrán de aburrirse.
Tomado de: https://www.123emprende.com/actualidad/consejos-para-mejorar-tu-forma-de-hablar

lunes, 23 de julio de 2018

Todas las mentiras que te contó tu profesor de historia


Cansado de la falta de interés por la Historia de parte de sus los pupilos y la desgana de sus compañeros, el sociólogo, historiador y escritor, James Loewen, escribe 'Patrañas que me contó mi profe', para contar todo lo que no se cuenta en los libros de texto.

El profesor estadounidense, James Loewen (Illinois, 1942), lleva toda la vida impartiendo clases de Historia y dedicando todas sus energías en la educación secundaria a chavales con más o menos ganas de aprender. Y está cansado. Cansado de la falta de interés por parte de los pupilos y la desgana hacia ámbito por parte sus compañeros.
Este sociólogo, historiador y escritor, se levantó una mañana con la idea de abrir los ojos al conocimiento de sus discípulos y espabilar a los maestros que compartían con él el café de cada mañana. Dos años después y tras comparar más de doce manuales de historia, Loewen concluyó el manuscrito. Desde su aparición en Amazon, Patrañas que me contó mi profe de la editorial ‘Capitán Swing’ ha sido líder de ventas en su categoría y el libro más vendido de un sociólogo vivo, consiguiendo vender un promedio de casi dos mil ejemplares a la semana.
Durante su escritura, confirmó sus sospechas. Los escritores de libros de texto propagan puntos de vista falsos, eurocéntricos y mitológicos de la historia. Ninguno consigue hacer ver a la asignatura como algo interesante y memorable, básico del conocimiento. Esos ejemplares estaban repletos de optimismo sin sentido, patriotismo ciego, desinformación y engaños descarados, no tenían ninguna huella de ambigüedad, pasión, conflicto y dramatismo. No reflejan la realidad de lo sufrido ni lo ganado. No enseñan, sólo apaciguan al rebaño. En la conformidad de cada uno se encuentra el secreto de por qué Historia es la asignatura de las veintiuna que reciben, que menos gusta entre los estudiantes más jóvenes.
Las más de 600 páginas que lo forman han sido centro de toda clase de críticas y envidias, aunque lo que más ha recogido han sido halagos y gracias. “Si realmente quieren que a los alumnos nos interese la historia, dejen de mentirnos”, “pone patas arriba la historia”, “una lectura obligatoria, no sólo para profesores de historia y para quienes la escriben, sino para cualquier individuo que piense”, “es como verlo todo con otros ojos. Los de la verdad, como digo yo”. Estas entre muchas otras han sido algunas de las palabras que le han dedicado algunos de los lectores al autor.
Tomado de: www.elespanol.com

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