jueves, 9 de marzo de 2017

Hijos de inmigrantes colombianos en el páramo merideño, escuela y memoria cultural.

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Hijos de Inmigrantes Colombianos en el Páramo Merideño, Escuela y Memoria Cultural

                                                            José Urbina Pimentel
                                                        Universidad de Los Andes. 
                                              Acción Pedagógica, Vol. 12, Nº 1, 2003

El fenómeno inmigratorio ha sido una constante en la historia de Venezuela. Las tendencias de los últimos años han sido principalmente de colombianos. El estudio en cuestión, tiene que ver con el comportamiento escolar de los hijos de estos inmigrantes colombianos, específicamente en la zona del Páramo merideño, y su relación con los procesos de cultura e identidad. Los resultados indican una adaptación positiva de los escolares binacionales en el sistema Educativo Venezolano de la Educación Básica. Palabras clave: Educación, Identidad, Memoria cultural.
Introducción.
El fenómeno migratorio ha sido una constante histórica en la evolución de la humanidad. “Las migraciones no son un fenómeno nuevo. Antes que nada el ser humano fue nómada” (Schmidt, 1993, p. 136). Es decir, que el hombre siempre ha viajado de un lugar a otro. El desplazamiento ha sido corto o largo; en zonas rurales, a poblaciones vecinas, a ciudades distantes, dentro de un mismo territorio, o rebasando fronteras a otros países. Y a través de los movimientos migratorios, se ha posibilitado la amplitud, conocimiento, combinación e intercambio de procesos culturales diferentes.
En cuanto a las causas que inciden, para que los seres humanos abandonen sus localidades, estas son variadas: políticas (el exilio, la inestabilidad política, las guerras), socio-económicas, culturales, geográficas, o la aventura y la curiosidad. Las migraciones caracterizan a los territorios en dos tipos: o bien emisores (de emigrantes), o receptores (de inmigración). De acuerdo a sus condiciones internas, los Estados establecen políticas específicas migratorias: unos, incentivan estrategias de captación de inmigrantes dirigidos a diferentes sectores productivos, académicos, científicos; otros, sencillamente rechazan a los inmigrantes. Es importante mencionar, que la inmigración es percibida también, como una válvula de escape a los problemas internos, principalmente políticos y económicos de un país. (Duany, 1993, p. 80).
La inmigración colombiana en Venezuela
Venezuela en su evolución histórica, se ha comportado como un polo de atracción a la inmigración internacional. Posterior al establecimiento de la República y hasta mediados del siglo veinte, los gobiernos en clara postura positivista, se plantearon la captación de una inmigración selectiva como alternativa viable de solución a problemas existentes. Es política de Estado en el gobierno de Páez, así como para el nuevo idealnacionalismo perejimenista. Se atribuye al europeo una “superioridad étnica”, en razón de lo cual se le debe importar.
La intelectualidad nacional aboga por la captación de una inmigración europea seleccionada (europeos mediterráneos o centroeuropeos) que “... como panacea a los problemas de desarrollo; aumentaría la pequeña población, mejoraría la herencia biológica de los venezolanos, introduciría habilidades y conocimientos necesarios y serviría para estimular y expandir la economía”. (Berglund, 1982, p. 51).
Delgado Filardo (1937) manifiesta que: Tenemos solamente una salvación y un modo de formarnos un país fuerte y vigoroso y este es trayendo inmigrantes que vengan a colaborar con nosotros y que aumenten nuestra población. Tenemos que traer hombres; familias europeas que vengan a cultivar nuestro suelo, que vengan a quedarse y mezclarse con nosotros para así dar nuevos hijos a Venezuela. (p. 8).
Luego de la separación de la Gran Colombia y el surgimiento de la República de Venezuela, los gobiernos consecuentes planifican las políticas inmigratorias, destacando la idea de establecer comunidades urbanas compuestas por extranjeros. Es así, como en 1843 se instala la Colonia Tovar en las tierras altas de Aragua, gracias a la iniciativa y mediación del geógrafo Agustín Codazzi, con colonos alemanes. Se reproduce arquitectónica y culturalmente un pueblo de la Selva Negra alemana. (Cunill Grau, 1987, p. 1446).
Las administraciones militares de mitad del presente siglo en su proyección de lograr un “... mejoramiento étnico de la población del país por medio de la inmigración seleccionada...” (Venezuela. Ministerio de Relaciones Exteriores, 1956, p. 46), abre oficinas en Europa para la captación de inmigrantes, de la región norte o mediterránea. Durante el gobierno perezjimenista se establecen en Venezuela, gran cantidad de inmigrantes europeos, fundamentalmente, españoles, italianos y portugueses.
Paralelo a esta inmigración planificada y aceptada por el Estado, se efectúa el ingreso de inmigrantes de otras naciones latinoamericanas, y con una mayor y muy considerable tendencia de los vecinos colombianos, al territorio venezolano. La relación de Venezuela y Colombia, siempre ha sido difícil y tensa, resaltando en las últimas décadas el problema que representa el desplazamiento de indocumentados colombianos a Venezuela. Al disolverse la Gran Colombia, aparecen fisuras entre las nuevas naciones. Colombia y Venezuela conviven en una vecindad plagada de roces geopolíticos y de una percepción negativa de los individuos de ambos países.
Situaciones internas de Colombia, impulsan la salida de habitantes hacia Venezuela, destacando como causales: 1.- En Colombia existen grandes contrastes socioeconómicos. “Colombia tiene una de las distribuciones de la renta más desiguales de Latinoamericana... hay un serio problema de concentración de las oportunidades, las riquezas y el poder en manos de unos privilegiados que se elevan muy por encima del resto de sus conciudadanos.” (Geografía de América, 198?, p. 202). En este sentido, las condiciones de vida derivadas de la economía petrolera venezolana se presenta como una atractiva alternativa. 2.- La violencia socio-política, que se acentúa con el asesinato de Gaitán en 1948, y que se expresa en cientos de miles de muertos; y en el surgimiento de una guerrilla fuerte y extensiva. 3.- La aparición de fenómenos desestabilizadores socio-económicos-culturales como el narcotráfico, el sicariato y los paramilitares.
La inmigración colombiana en Venezuela, se establece principalmente en los estados fronterizos, desarrollando actividades agroartesanales, y en algunas ciudades importantes del centro, con gran inclinación hacia Caracas, realizando labores en el campo de la construcción y de los servicios. (Rosenthal-Urey, 1987, p. 81). Cuantificar la inmigración colombiana a Venezuela es una empresa difícil, por la considerable presencia de indocumentados. Para 1936, el censo nacional muestra que los colombianos son el grupo de extranjeros más numerosos que reside en Venezuela, alcanzando un 41,52%. (González Ordosgoitti, 1993, p. 41). A mediados de siglo, la apertura a la inmigración europea, modifica la anterior situación, serán fundamentalmente españoles e italianos los grupos más fuertes. Luego, en las décadas de los sesenta y setenta, se incrementa el ingreso de colombianos, y de nuevo es el sector de extranjeros más numeroso (González Ordosgoitti, 1991). “La intensa emigración colombiana a Venezuela comenzó en los años sesenta como consecuencia del nuevo boom del petróleo”. (Rosenthal-Urey, 1987, p. 181).
Enrique González Ordosgoitti (1993) define Comunidades Étnicas Biculturales-Binacionales a “... aquellos grupos humanos cuya etnicidad recibe componentes de dos universos culturales pertenecientes a dos estados nación contemporáneos.” (p. 39). Manifiesta que las minorías nacionales pueden poseer una determinada nacionalidad, pero culturalmente pertenecen a dos naciones. González Ordosgoitti (1991) incluye en estos grupos a los inmigrantes, sus hijos y nietos, “... que aunque venezolanos por nacimiento, son culturalmente binacionales”. (p. 129). Los grupos biculturales-binacionales actúan como una comunidad étnica cohesionada, solidaria y con identidad.
Montero, (1991) define identidad como: Conjunto de significaciones y representaciones relativamente permanentes a través del tiempo que permiten a los miembros de un grupo social que comparte una historia y un territorio común, así como otros elementos socioculturales, tales como un lenguaje, una religión, costumbres e instituciones sociales, reconocerse, como relacionados los unos con los otros biográficamente. (p. 76).
González Ordosgoitti, (1991) De manera tal que, en la medida en que los inmigrantes pertenecientes a un grupo nacional determinado se interrelaciona, se retroalimentaran sus valores culturales originarios, (p. 129).
Los colombianos radicados en Venezuela no han desarrollado, como otros grupos de inmigrantes, una estructura definida de integración grupal en centros de reunión, y los que existen son casos aislados, como el Comité de Fraternidad Colombo-Venezolano que se encuentra ubicado en Caracas.
El comportamiento de escolares hijos de inmigrantes colombianos en la escuela venezolana.
 Un caso: el Páramo merideño. Desde 1996, laboro como Docente de Aula dentro de la primera y la segunda etapa de Educación Básica, en la zona del Páramo merideño; inicialmente en el caserío rural de Cruz Chiquita del Municipio Miranda y en la actualidad en la población de San Rafael de Mucuchíes, ubicado en el Municipio Rangel. Entre las muchas situaciones profesionales y personales interesantes vivenciadas durante estos años de ejercicio docente en las tierras altas de Mérida, llama profundamente la atención el siguiente aspecto. En Cruz Chiquita como en San Rafael de Mucuchíes, al igual que en otras localidades del Páramo, se han establecido una cantidad considerable de colombianos, desempeñándose en la actividad propia de al zona, como es el cultivo de tubérculos y hortalizas.
La observación en particular que se quiere destacar, se relaciona con el desempeño escolar de los hijos de estos inmigrantes colombianos, quienes en la mayoría de los casos han mostrado un buen rendimiento académico que se expresa en altas calificaciones, hábitos de estudios positivos, participación activa en el quehacer escolar, así como una buena educación personal. Los niños mencionados hacen notoria su participación escolar, destacando en sus respectivos cursos, incluso por encima de los niños nacionales venezolanos, autóctonos de la localidad.
Al principio en la comunidad de Cruz Chiquita, esta situación fue interpretada por mí como un hecho aislado, pero su posterior observación en San Rafael de Mucuchíes abrió la inquietud, para esta investigación. Platicas indagatorias con docentes de la zona del Páramo (aproximadamente quince), reafirmaron el fenómeno observado individualmente; por lo general, en cada curso o sección de las diversas escuelas ubicadas en la zona, existen niños hijos de colombianos, variando su número, bien unos, dos o cinco o seis y en opinión de los colegas maestros, tales alumnos destacan académicamente, caracterizándose por ser ordenados, respetuosos y colaboradores.
El hecho planteado hace que surja la siguiente interrogante: ¿por qué los hijos de inmigrantes colombianos en escuelas del Páramo merideño obtienen las más altas calificaciones en sus respectivos cursos, cuando ellos y sus padres cumplen las mismas tareas de producción agrícola que el resto de la población, el nivel de formación académica de sus padres es bajo (una primaria incompleta), su situación socio-económica es idéntica a la de los hogares venezolanos, al igual que las facilidades o limitaciones instruccionales que brinda el Estado venezolano?. Aparentemente no deberían existir destacadas diferencias en cuanto al desempeño educativo, ya que su inserción en la sociedad venezolana, los ubica en una situación socio-económica parecida al resto de la comunidad receptora. Incluso, se podría afirmar que en desventaja al no ser aceptados totalmente en sus nuevas zonas de residencia; y en tal sentido se sienten rechazados. El estereotipo que de los colombianos se ha conformado en Venezuela es muy negativo.
Dependiendo de características internas de los países emisores y de los receptores, los inmigrantes son aceptados o indeseados. Para Christian Ferrer (1993) el inmigrante “... es una construcción de la prensa amarillista... huele mal se viste raro, porta una cultura ajena, tiene costumbres poco higiénicas, un acento ininteligible...” (p. 61). En oportunidades, cuando los niños parameros hijos de venezolanos nombran “colombianos” a los niños en cuestión, lo hacen en forma despectiva y acusadora.
Lo interesante del fenómeno descrito, abrió el espacio para indagar sobre las posibles causas que lo han motivado. Para ello, desarrollé una metodología de trabajo, consistente en entrevistas no estructuradas, desarrolladas en formas de conversaciones, tanto con los niños binacionales como con sus padres. Estas entrevistas me permitieron obtener valiosa información, sobre una serie de comportamientos socio-culturales que considero importantes para explicar la situación socio-educativa cultural, del grupo estudiado.
Los inmigrantes colombianos de la zona del Páramo merideño, mantienen una cultura fuertemente arraigada en su población, originaria, haciéndose posible la retransmisión de sus valores histórico-culturales, base firme para el sostenimiento de una conciencia histórica-cultural real. En Colombia existe, un gran respeto por su historia, costumbres y tradiciones, manteniendo así vivo su patrimonio histórico-cultural. Los pueblos y ciudades mantienen en buen estado de conservación sus cascos históricos, destacando por su importancia el caso del centro histórico colonial de la capital, Bogotá, el Barrio de La Candelaria. La cultura culinaria aún se mantiene firme ante la “macdonaldización” universal. La presencia bolivariana es fundamental para el colombiano. Colombia posee una diversidad etno-folklorica bastante rica en cuanto a sus manifestaciones, expresadas en su variedad musical, artística, su imaginario mágico-religioso, su realismo mágico. (Eguia, 1984, p. 889). En tal sentido, la conciencia histórica del pueblo colombiano tiene una valoración positiva.
Quintero (1993) define, “La conciencia histórica representa procesos de información, comprensión, reflexión y compromiso, sobre el devenir, que no están presente, necesariamente, en la identidad.” (p. 139).
Tomando en cuenta los datos obtenidos a través de las entrevistas y observaciones efectuadas a niños y padres biculturales, presentamos las siguientes características observadas que consideramos importantes para interpretar y entender su incorporación a la sociedad venezolana. 1.- Los colombianos demuestran un marcado sentido de pertenencia a su país, y en este sentido, muchos no buscan nacionalizarse venezolanos. Por otro lado, expresan una identificación grupal al mantener una constante y estrecha comunicación con sus paisanos establecidos en la zona. 2.- Independientemente de no poseer una formación académica sustentada, recuerdan y retoman de su corto paso por la institución escolar, ciertos valores que fueron inculcados: el saludar, el pedir permiso, el respeto a los demás individuos y hacía los símbolos patrios y fundamentalmente a Bolívar. 3.- Existe en ellos, una concepción positiva sobre la importancia de la familia unida, por lo cual existe una permanente comunicación entre familiares de Venezuela y Colombia. Con frecuencia realizan viajes a sus lugares de origen en Colombia o por el contrario reciben la visita de sus parientes. Por lo general, los niños han efectuada viajes a Colombia, incluso en más de una ocasión, situación que les permite obtener referencias geográfica, cultural y familiar de tal país. Dichas experiencias duran de una a varias semanas. En oportunidades, algunos niños han viajado, siendo incorporados al sistema escolar colombiano, sin presentar dificultades de adaptación, y manteniendo el nivel de rendimiento escolar manifestado en Venezuela. 4.- Para los padres y madres la comunicación con los hijos es primordial, tal el caso de la actividad escolar. 5.- Sienten que son rechazados por los venezolanos, y que además se ha estructurado en torno a ellos un estereotipo negativo, lo que los impulsa a obtener relevancia social. 6.- Mantienen su tradición culinaria.
Las observaciones expuestas nos corroboran las tesis que sostienen, que los pueblos y las individualidades necesitan mantener vivos y muy firmes sus valores culturales, su memoria cultural y su patrimonio histórico-cultural, para así conservar y afianzar sus identidades personales y colectivas, y en el sentido poder enfrentar positivamente y solventar problemas de diferente índole entre ellos, los que traen consigo las migraciones.
Conclusiones y consideraciones
Considero importantes los resultados de esta primera fase de la investigación pues nos permite establecer una relación positiva entre aspectos psicosociales como: adaptación adecuada a un nuevo medio, buen rendimiento académico, capacidad para dar una respuesta positiva a situaciones sociales adversas como la descalificación y el estigma, y aspectos socio-psico-culturales como: unidad familiar, autoestima como lo define Mijares (s.a): Autoestima está relacionado con amor propio, con autoaceptación, con autoimagen. Autoestima es tener conciencia de si mismo, de las necesidades propias. Tiene que ver con autoconocimiento. Significa tener conciencia de todo cuanto nos sucede a nivel interior –lo que se experimenta o se vive en cuanto a sentimiento se refiere-. es saber el porqué de la actitud o de la conducta asumida.( p. 35). Así como conservación de memoria histórica-cultural, valoración del patrimonio cultural, etc.
Ello nos permite apoyar las tesis que sostienen la importancia de la conservación y valoración positiva de la memoria y el patrimonio histórico-cultural, para la construcción de la identidad personal, social y cultural (Erikson, 1959), (Montero, 1991), (Quintero, 1993). A su vez, considero que deben realizarse otros estudios similares para llegar a conclusiones definitivas; esta ha sido solo una primera aproximación.
Referencias
Berglund, S. Las bases sociales y económicas de las Leyes de Inmigración Venezolana. 1831 – 1835. Boletín de la Academia Nacional de la Historia. Caracas. Tomo LXV, N° 260.
Cunill Grau, P. (1987). Geografía de Poblamiento Venezolano en el Siglo XIX. (Tomo II). Caracas: Ediciones de la Presidencia de la República.
Delgado Filardo, C. (1937, Octubre 31). Inmigración o fracaso. El Universal.
Duany, J. (1993, Septiembre-Octubre). Tendencias recientes de la migración caribeña. Más allá de la válvula de escape. Nueva Sociedad, 127. Caracas.
Erickson, E. (1959). Infancia y Sociedad. Buenos Aires: Paidós.
Eguia, C. (1984). Colombia. Gran Enciclopedia Rialp. (Tomo V). Madrid: Rialp, S.A.
Ferrer, C. (1993 Septiembre- Octubre). Los intrusos. Frontera y Cicatriz. Nueva Sociedad, 127. Caracas
Geografía de América. (198?) (Vol. II) Barcelona: Océano, S. A.: (Carlos Gispert, Director).
González Ordosgoitti, E. (1991 Enero-Febrero). En Venezuela todos somos minorías. Nueva Sociedad, 111. Caracas.
González Ordosgoitii, E. (1993). Lo Bicultural-Binacional en Expansión. Universidad Central de Venezuela. D. Mato (Coord). Diversidad Cultural y Construcción de Identidades. Caracas: Tropikos.
Mijares, M. (s. a.) Racismo y endoracismo en Barlovento. Presencia y ausencia en Río Chico. Autoimagen de una población. Barloventeña. s. c., s. e.
Montero, M. (1991). Ideología, alienación e identidad nacional. Caracas: Universidad Central de Venezuela.
Quintero, M. (1993). Enseñanza de la historia y construcción de identidades. El caso Venezuela (1944-1992). Universidad Central de Venezuela. D. Mato (Coord.). Diversidad Cultural y Construcción de Identidades. Caracas: Tropikos.
Rosenthal – Urey, I. (1987). La inmigración latinoamericana. Encilopedia de Latinoamérica.(Tomo I). Simón Collier (Dir). Madrid: Cambridge University Press.
Schmidt, S. (1993 Septiembre-Octubre). Migración o refugio económico. El caso mexicano. Nueva Sociedad. Caracas.

Ministerio de Relaciones Exteriores (1956). Venezuela. 1956. Caracas: Ministerio de Relaciones Exteriores.

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