Hijos
de Inmigrantes Colombianos en el Páramo Merideño, Escuela y Memoria Cultural
José Urbina Pimentel
Universidad de Los Andes.
Acción Pedagógica, Vol. 12, Nº 1, 2003
El fenómeno inmigratorio ha
sido una constante en la historia de Venezuela. Las tendencias de los últimos
años han sido principalmente de colombianos. El estudio en cuestión, tiene que
ver con el comportamiento escolar de los hijos de estos inmigrantes
colombianos, específicamente en la zona del Páramo merideño, y su relación con
los procesos de cultura e identidad. Los resultados indican una adaptación
positiva de los escolares binacionales en el sistema Educativo Venezolano de la
Educación Básica. Palabras clave: Educación, Identidad, Memoria cultural.
Introducción.
El fenómeno migratorio ha
sido una constante histórica en la evolución de la humanidad. “Las migraciones
no son un fenómeno nuevo. Antes que nada el ser humano fue nómada” (Schmidt,
1993, p. 136). Es decir, que el hombre siempre ha viajado de un lugar a otro. El
desplazamiento ha sido corto o largo; en zonas rurales, a poblaciones vecinas,
a ciudades distantes, dentro de un mismo territorio, o rebasando fronteras a
otros países. Y a través de los movimientos migratorios, se ha posibilitado la
amplitud, conocimiento, combinación e intercambio de procesos culturales
diferentes.
En cuanto a las causas que
inciden, para que los seres humanos abandonen sus localidades, estas son
variadas: políticas (el exilio, la inestabilidad política, las guerras), socio-económicas,
culturales, geográficas, o la aventura y la curiosidad. Las migraciones
caracterizan a los territorios en dos tipos: o bien emisores (de emigrantes), o
receptores (de inmigración). De acuerdo a sus condiciones internas, los Estados
establecen políticas específicas migratorias: unos, incentivan estrategias de
captación de inmigrantes dirigidos a diferentes sectores productivos, académicos,
científicos; otros, sencillamente rechazan a los inmigrantes. Es importante
mencionar, que la inmigración es percibida también, como una válvula de escape
a los problemas internos, principalmente políticos y económicos de un país.
(Duany, 1993, p. 80).
La
inmigración colombiana en Venezuela
Venezuela en su evolución
histórica, se ha comportado como un polo de atracción a la inmigración
internacional. Posterior al establecimiento de la República y hasta mediados
del siglo veinte, los gobiernos en clara postura positivista, se plantearon la
captación de una inmigración selectiva como alternativa viable de solución a
problemas existentes. Es política de Estado en el gobierno de Páez, así como
para el nuevo idealnacionalismo perejimenista. Se atribuye al europeo una
“superioridad étnica”, en razón de lo cual se le debe importar.
La intelectualidad nacional
aboga por la captación de una inmigración europea seleccionada (europeos
mediterráneos o centroeuropeos) que “... como panacea a los problemas de desarrollo;
aumentaría la pequeña población, mejoraría la herencia biológica de los
venezolanos, introduciría habilidades y conocimientos necesarios y serviría
para estimular y expandir la economía”. (Berglund, 1982, p. 51).
Delgado Filardo (1937)
manifiesta que: Tenemos solamente una salvación y un modo de formarnos un país
fuerte y vigoroso y este es trayendo inmigrantes que vengan a colaborar con
nosotros y que aumenten nuestra población. Tenemos que traer hombres; familias
europeas que vengan a cultivar nuestro suelo, que vengan a quedarse y mezclarse
con nosotros para así dar nuevos hijos a Venezuela. (p. 8).
Luego de la separación de la
Gran Colombia y el surgimiento de la República de Venezuela, los gobiernos
consecuentes planifican las políticas inmigratorias, destacando la idea de
establecer comunidades urbanas compuestas por extranjeros. Es así, como en 1843
se instala la Colonia Tovar en las tierras altas de Aragua, gracias a la
iniciativa y mediación del geógrafo Agustín Codazzi, con colonos alemanes. Se
reproduce arquitectónica y culturalmente un pueblo de la Selva Negra alemana.
(Cunill Grau, 1987, p. 1446).
Las administraciones
militares de mitad del presente siglo en su proyección de lograr un “...
mejoramiento étnico de la población del país por medio de la inmigración
seleccionada...” (Venezuela. Ministerio de Relaciones Exteriores, 1956, p. 46),
abre oficinas en Europa para la captación de inmigrantes, de la región norte o
mediterránea. Durante el gobierno perezjimenista se establecen en Venezuela,
gran cantidad de inmigrantes europeos, fundamentalmente, españoles, italianos y
portugueses.
Paralelo a esta inmigración
planificada y aceptada por el Estado, se efectúa el ingreso de inmigrantes de
otras naciones latinoamericanas, y con una mayor y muy considerable tendencia
de los vecinos colombianos, al territorio venezolano. La relación de Venezuela
y Colombia, siempre ha sido difícil y tensa, resaltando en las últimas décadas
el problema que representa el desplazamiento de indocumentados colombianos a
Venezuela. Al disolverse la Gran Colombia, aparecen fisuras entre las nuevas
naciones. Colombia y Venezuela conviven en una vecindad plagada de roces geopolíticos
y de una percepción negativa de los individuos de ambos países.
Situaciones internas de
Colombia, impulsan la salida de habitantes hacia Venezuela, destacando como
causales: 1.- En Colombia existen grandes contrastes socioeconómicos. “Colombia
tiene una de las distribuciones de la renta más desiguales de
Latinoamericana... hay un serio problema de concentración de las oportunidades,
las riquezas y el poder en manos de unos privilegiados que se elevan muy por
encima del resto de sus conciudadanos.” (Geografía de América, 198?, p. 202).
En este sentido, las condiciones de vida derivadas de la economía petrolera
venezolana se presenta como una atractiva alternativa. 2.- La violencia
socio-política, que se acentúa con el asesinato de Gaitán en 1948, y que se
expresa en cientos de miles de muertos; y en el surgimiento de una guerrilla
fuerte y extensiva. 3.- La aparición de fenómenos desestabilizadores
socio-económicos-culturales como el narcotráfico, el sicariato y los
paramilitares.
La inmigración colombiana en
Venezuela, se establece principalmente en los estados fronterizos,
desarrollando actividades agroartesanales, y en algunas ciudades importantes
del centro, con gran inclinación hacia Caracas, realizando labores en el campo
de la construcción y de los servicios. (Rosenthal-Urey, 1987, p. 81).
Cuantificar la inmigración colombiana a Venezuela es una empresa difícil, por
la considerable presencia de indocumentados. Para 1936, el censo nacional
muestra que los colombianos son el grupo de extranjeros más numerosos que
reside en Venezuela, alcanzando un 41,52%. (González Ordosgoitti, 1993, p. 41).
A mediados de siglo, la apertura a la inmigración europea, modifica la anterior
situación, serán fundamentalmente españoles e italianos los grupos más fuertes.
Luego, en las décadas de los sesenta y setenta, se incrementa el ingreso de
colombianos, y de nuevo es el sector de extranjeros más numeroso (González
Ordosgoitti, 1991). “La intensa emigración colombiana a Venezuela comenzó en
los años sesenta como consecuencia del nuevo boom del petróleo”.
(Rosenthal-Urey, 1987, p. 181).
Enrique González Ordosgoitti
(1993) define Comunidades Étnicas Biculturales-Binacionales a “... aquellos
grupos humanos cuya etnicidad recibe componentes de dos universos culturales
pertenecientes a dos estados nación contemporáneos.” (p. 39). Manifiesta que
las minorías nacionales pueden poseer una determinada nacionalidad, pero
culturalmente pertenecen a dos naciones. González Ordosgoitti (1991) incluye en
estos grupos a los inmigrantes, sus hijos y nietos, “... que aunque venezolanos
por nacimiento, son culturalmente binacionales”. (p. 129). Los grupos
biculturales-binacionales actúan como una comunidad étnica cohesionada,
solidaria y con identidad.
Montero, (1991) define
identidad como: Conjunto de significaciones y representaciones relativamente
permanentes a través del tiempo que permiten a los miembros de un grupo social
que comparte una historia y un territorio común, así como otros elementos
socioculturales, tales como un lenguaje, una religión, costumbres e instituciones
sociales, reconocerse, como relacionados los unos con los otros
biográficamente. (p. 76).
González Ordosgoitti, (1991)
De manera tal que, en la medida en que los inmigrantes pertenecientes a un
grupo nacional determinado se interrelaciona, se retroalimentaran sus valores
culturales originarios, (p. 129).
Los colombianos radicados en
Venezuela no han desarrollado, como otros grupos de inmigrantes, una estructura
definida de integración grupal en centros de reunión, y los que existen son
casos aislados, como el Comité de Fraternidad Colombo-Venezolano que se
encuentra ubicado en Caracas.
El
comportamiento de escolares hijos de inmigrantes colombianos en la escuela
venezolana.
Un caso: el Páramo merideño. Desde 1996,
laboro como Docente de Aula dentro de la primera y la segunda etapa de
Educación Básica, en la zona del Páramo merideño; inicialmente en el caserío
rural de Cruz Chiquita del Municipio Miranda y en la actualidad en la población
de San Rafael de Mucuchíes, ubicado en el Municipio Rangel. Entre las muchas
situaciones profesionales y personales interesantes vivenciadas durante estos
años de ejercicio docente en las tierras altas de Mérida, llama profundamente
la atención el siguiente aspecto. En Cruz Chiquita como en San Rafael de
Mucuchíes, al igual que en otras localidades del Páramo, se han establecido una
cantidad considerable de colombianos, desempeñándose en la actividad propia de
al zona, como es el cultivo de tubérculos y hortalizas.
La observación en particular
que se quiere destacar, se relaciona con el desempeño escolar de los hijos de
estos inmigrantes colombianos, quienes en la mayoría de los casos han mostrado
un buen rendimiento académico que se expresa en altas calificaciones, hábitos
de estudios positivos, participación activa en el quehacer escolar, así como
una buena educación personal. Los niños mencionados hacen notoria su
participación escolar, destacando en sus respectivos cursos, incluso por encima
de los niños nacionales venezolanos, autóctonos de la localidad.
Al principio en la comunidad
de Cruz Chiquita, esta situación fue interpretada por mí como un hecho aislado,
pero su posterior observación en San Rafael de Mucuchíes abrió la inquietud,
para esta investigación. Platicas indagatorias con docentes de la zona del
Páramo (aproximadamente quince), reafirmaron el fenómeno observado
individualmente; por lo general, en cada curso o sección de las diversas
escuelas ubicadas en la zona, existen niños hijos de colombianos, variando su
número, bien unos, dos o cinco o seis y en opinión de los colegas maestros,
tales alumnos destacan académicamente, caracterizándose por ser ordenados,
respetuosos y colaboradores.
El hecho planteado hace que
surja la siguiente interrogante: ¿por qué los hijos de inmigrantes colombianos
en escuelas del Páramo merideño obtienen las más altas calificaciones en sus
respectivos cursos, cuando ellos y sus padres cumplen las mismas tareas de
producción agrícola que el resto de la población, el nivel de formación
académica de sus padres es bajo (una primaria incompleta), su situación
socio-económica es idéntica a la de los hogares venezolanos, al igual que las
facilidades o limitaciones instruccionales que brinda el Estado venezolano?.
Aparentemente no deberían existir destacadas diferencias en cuanto al desempeño
educativo, ya que su inserción en la sociedad venezolana, los ubica en una
situación socio-económica parecida al resto de la comunidad receptora. Incluso,
se podría afirmar que en desventaja al no ser aceptados totalmente en sus
nuevas zonas de residencia; y en tal sentido se sienten rechazados. El
estereotipo que de los colombianos se ha conformado en Venezuela es muy
negativo.
Dependiendo de
características internas de los países emisores y de los receptores, los
inmigrantes son aceptados o indeseados. Para Christian Ferrer (1993) el
inmigrante “... es una construcción de la prensa amarillista... huele mal se
viste raro, porta una cultura ajena, tiene costumbres poco higiénicas, un
acento ininteligible...” (p. 61). En oportunidades, cuando los niños parameros
hijos de venezolanos nombran “colombianos” a los niños en cuestión, lo hacen en
forma despectiva y acusadora.
Lo interesante del fenómeno
descrito, abrió el espacio para indagar sobre las posibles causas que lo han
motivado. Para ello, desarrollé una metodología de trabajo, consistente en
entrevistas no estructuradas, desarrolladas en formas de conversaciones, tanto
con los niños binacionales como con sus padres. Estas entrevistas me
permitieron obtener valiosa información, sobre una serie de comportamientos
socio-culturales que considero importantes para explicar la situación
socio-educativa cultural, del grupo estudiado.
Los inmigrantes colombianos
de la zona del Páramo merideño, mantienen una cultura fuertemente arraigada en
su población, originaria, haciéndose posible la retransmisión de sus valores
histórico-culturales, base firme para el sostenimiento de una conciencia
histórica-cultural real. En Colombia existe, un gran respeto por su historia,
costumbres y tradiciones, manteniendo así vivo su patrimonio
histórico-cultural. Los pueblos y ciudades mantienen en buen estado de
conservación sus cascos históricos, destacando por su importancia el caso del
centro histórico colonial de la capital, Bogotá, el Barrio de La Candelaria. La
cultura culinaria aún se mantiene firme ante la “macdonaldización” universal.
La presencia bolivariana es fundamental para el colombiano. Colombia posee una
diversidad etno-folklorica bastante rica en cuanto a sus manifestaciones,
expresadas en su variedad musical, artística, su imaginario mágico-religioso,
su realismo mágico. (Eguia, 1984, p. 889). En tal sentido, la conciencia
histórica del pueblo colombiano tiene una valoración positiva.
Quintero (1993) define, “La
conciencia histórica representa procesos de información, comprensión, reflexión
y compromiso, sobre el devenir, que no están presente, necesariamente, en la
identidad.” (p. 139).
Tomando en cuenta los datos
obtenidos a través de las entrevistas y observaciones efectuadas a niños y
padres biculturales, presentamos las siguientes características observadas que
consideramos importantes para interpretar y entender su incorporación a la
sociedad venezolana. 1.- Los colombianos demuestran un marcado sentido de
pertenencia a su país, y en este sentido, muchos no buscan nacionalizarse
venezolanos. Por otro lado, expresan una identificación grupal al mantener una
constante y estrecha comunicación con sus paisanos establecidos en la zona. 2.-
Independientemente de no poseer una formación académica sustentada, recuerdan y
retoman de su corto paso por la institución escolar, ciertos valores que fueron
inculcados: el saludar, el pedir permiso, el respeto a los demás individuos y
hacía los símbolos patrios y fundamentalmente a Bolívar. 3.- Existe en ellos,
una concepción positiva sobre la importancia de la familia unida, por lo cual
existe una permanente comunicación entre familiares de Venezuela y Colombia.
Con frecuencia realizan viajes a sus lugares de origen en Colombia o por el
contrario reciben la visita de sus parientes. Por lo general, los niños han
efectuada viajes a Colombia, incluso en más de una ocasión, situación que les
permite obtener referencias geográfica, cultural y familiar de tal país. Dichas
experiencias duran de una a varias semanas. En oportunidades, algunos niños han
viajado, siendo incorporados al sistema escolar colombiano, sin presentar
dificultades de adaptación, y manteniendo el nivel de rendimiento escolar
manifestado en Venezuela. 4.- Para los padres y madres la comunicación con los
hijos es primordial, tal el caso de la actividad escolar. 5.- Sienten que son
rechazados por los venezolanos, y que además se ha estructurado en torno a
ellos un estereotipo negativo, lo que los impulsa a obtener relevancia social.
6.- Mantienen su tradición culinaria.
Las observaciones expuestas
nos corroboran las tesis que sostienen, que los pueblos y las individualidades
necesitan mantener vivos y muy firmes sus valores culturales, su memoria
cultural y su patrimonio histórico-cultural, para así conservar y afianzar sus identidades
personales y colectivas, y en el sentido poder enfrentar positivamente y
solventar problemas de diferente índole entre ellos, los que traen consigo las
migraciones.
Conclusiones
y consideraciones
Considero importantes los
resultados de esta primera fase de la investigación pues nos permite establecer
una relación positiva entre aspectos psicosociales como: adaptación adecuada a
un nuevo medio, buen rendimiento académico, capacidad para dar una respuesta
positiva a situaciones sociales adversas como la descalificación y el estigma,
y aspectos socio-psico-culturales como: unidad familiar, autoestima como lo
define Mijares (s.a): Autoestima está relacionado con amor propio, con
autoaceptación, con autoimagen. Autoestima es tener conciencia de si mismo, de
las necesidades propias. Tiene que ver con autoconocimiento. Significa tener
conciencia de todo cuanto nos sucede a nivel interior –lo que se experimenta o
se vive en cuanto a sentimiento se refiere-. es saber el porqué de la actitud o
de la conducta asumida.( p. 35). Así como conservación de memoria histórica-cultural,
valoración del patrimonio cultural, etc.
Ello nos permite apoyar las
tesis que sostienen la importancia de la conservación y valoración positiva de
la memoria y el patrimonio histórico-cultural, para la construcción de la
identidad personal, social y cultural (Erikson, 1959), (Montero, 1991),
(Quintero, 1993). A su vez, considero que deben realizarse otros estudios
similares para llegar a conclusiones definitivas; esta ha sido solo una primera
aproximación.
Referencias
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Duany, J. (1993,
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Erickson, E. (1959).
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Eguia, C. (1984). Colombia.
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Octubre). Los intrusos. Frontera y Cicatriz. Nueva Sociedad, 127. Caracas
Geografía de América. (198?)
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González Ordosgoitti, E.
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Mijares, M. (s. a.) Racismo
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Septiembre-Octubre). Migración o refugio económico. El caso mexicano. Nueva
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Ministerio de Relaciones
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