El
problema de la objetividad historiográfica es compleja por la tendencia de los
historiadores a responder a intereses y compromisos políticos e ideológicos de
grupos de poder, sobre todo en sociedades donde el personalismo priva. Cuesta
reconstruir procesos históricos con fuentes y visiones muchas veces sesgadas,
pero he ahí el reto de plantear juicios que se aproximen a la
"verdad" histórica.
Hacer la historia para el ser humano es
fácil, ya que forma parte de su accionar socio-cultural, pero escribirla, es un
acto complejo, que se carga de emociones, sentimientos y razones, lo cual la
hacen interpretativa. Por generalidad, los historiadores se muestran más como
factores ideológicos ganados a justificar causas que alteran o pervierten, el
desarrollo de los hechos históricos. Es importante, para intentar construir y
aportar una interpretación veras de la Historia, desapasionarse, dejar que los
hechos decanten e ir a las fuentes.
De lo que si hay y debe haber certeza es
de la existencia de historiadores serios, no comprometidos con parcelas
ideológicas, y que ante todo, responden a realizar aportes significativos para
el conocimiento del ser humano. Valga el hecho de que no todos son tarifados
ideológicamente.
José Urbina Pimentel
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